En la Encuesta Anual Global de 2017 y 2018, Colombia ocupó el segundo puesto como el país más feliz del mundo, tras una gran campaña diplomática del gobierno de Santos. La Gallup International, organización de asociaciones electorales ubicada en Munich, analizó el periodo entre octubre y diciembre de 2017 y 55 naciones hicieron parte de la encuesta para “determinar que la felicidad depende más de aspectos como la edad, el nivel educativo, los ingresos económicos y el estilo de vida que del país como tal” (Agencia F, 2018, párr.1).
A pesar de lo anterior, tanto en el 2017 como en el 2018 el nivel de bienestar para el colombiano promedio no fue muy elevado. Colombia no ha sido nunca un país que se pueda considerar seguro vivir, pues el desempleo, la violencia y la falta de derechos son el pan de cada día. Es inconcebible entonces que una encuesta considere a los colombianos como gente feliz; aun así, la felicidad ha sido un factor comúnmente asociado a las características de la colombianidad, al igual que el color amarillo de la camiseta de la selección colombiana de futbol. Cuando busco en Google la palabra ‘colombianos’ aparece: gente sensual, feliz, vestida de amarillo y, por supuesto, la imagen de Pablo Escobar.
En estas imágenes de colombianos vestidos de amarillo se exalta la felicidad de una nación que se emociona con sus éxitos deportivos, pero siendo realistas no es un país que realmente se destaque internacionalmente, todo lo contrario, los éxitos futbolísticos de la selección Colombia son escasos e intermitentes. La camiseta amarilla junto con la sonrisa representa adecuadamente lo que sería, la imagen corporativa del segundo país más feliz del mundo. Esto no es más que la proyección internacional de un país a través de una marca, lo cual es un concepto nuevo, derivado de las exigencias para incorporarse a los circuitos transnacionales de la economía global. A su vez, se adscribe a esta afanosa necesidad de los países, por entrar en los estándares internacionales neoliberales a partir de una estrategia de tipo marketing publicitario y darse a conocer en los mercados globales.De esta manera, se genera un perfil público de los productos y servicios que dicho país ofrece con las particularidades del territorio y aquellas características que distinguen a sus productos y pobladores como un atractivo para el turismo y la inversión.