…los sujetos endriagos deciden hacer uso de la violencia como herramienta de empoderamiento y de adquisición de capital. Debido a múltiples factores, el uso de la violencia frontal se populariza cada vez más entre las poblaciones desvalidas y es tomada en muchos casos como una respuesta al miedo a la desvirilización que pende sobre muchos varones dada la creciente precarización laboral y su consiguiente incapacidad para erigirse, de modo legitimo, en su papel de macho proveedor. Por un lado, está el hecho de que los pobres ya no pertenecen a una sola clase social, ya no tienen una categoría o condición que los englobe. “La pobreza y la indefensión de masas que hay en nuestras sociedades se manifiestan con rasgos desconocidos” (Lipovetsky, 2007, p. 182). Una situación que trae consigo rasgos de negación y desrealización del individuo. Un tipo de anulación discursiva que rige todo sentido y posibilidad de pertenencia.

Sayak Valencia, Capitalismo Gore.

CAPITALISMO GORE

El personaje central en esta propuesta, nace como una articulación de diferentes relatos que describen un tipo de masculinidad y se empoderan en la violencia. Siguiendo a la filósofa transfeminista Sayak Valencia, uso la expresión sujeto endriago, que en su libro Capitalismo Gore (2010) plantea el concepto como aquellos que “utilizan la violencia como medio de supervivencia, mecanismo de autoafirmación y herramienta de trabajo” (p.96).

En Capitalismo Gore, Valencia se refiere al derramamiento de sangre explicito e injustificado (como el precio que paga el tercer mundo que se aferra a seguir las lógicas del capitalismo, cada vez más exigentes), al altísimo porcentaje de vísceras y desmembramientos, frecuentemente mezclados con el crimen organizado. También señala el género y los usos predatorios de los cuerpos por medio de la violencia explícita como herramienta de necroempoderamiento:

Cuerpos concebidos como productos de intercambio que alteran y rompen las lógicas del proceso de producción del capital, ya que subvierte  los términos de éste al sacar del juego la fase de producción de la mercancía, sustituyéndola por una mercancía encarnada literalmente por el cuerpo y la vida humana, a través de técnicas predatorias de violencia extrema como el secuestro o el asesinato por encargo. (Valencia, 2010)

 

En Colombia, muchos de los asesinatos por encargo tienen como objetivo a personas vinculadas a procesos de reivindicación social, es decir, luchadores populares. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz en su informe Todos los Nombres, Todos los Rostros (mayo del 2019), hasta la fecha de su publicación, 702 líderes sociales y defensores de derechos humanos han sido asesinados desde la firma del acuerdo de paz en 2016.

Lo anterior es la materialización del contraste entre los personajes antagónicos: el sicario, protagonista de una gruesa cantidad de ficciones, que terminan normalizando su accionar; las víctimas de Estado, en su mayoría afrodescendientes, campesinos o indígenas, luchadores sociales, que no gozan de representación mediática. Aspecto crucial para reconstrucción de la memoria histórica de los pueblos. Es necesario incluir relatos que cuenten públicamente la vida de aquellos que han sido asesinados luchando por reivindicaciones, de personajes que levantan su voz en representación de colectividades vulneradas por el proyecto neoliberal.

Sujetos que contradicen las lógicas de lo aceptable y lo normativo como consecuencia de la toma de conciencia de ser redundantes en el orden económico, y que hacen frente a su situación y contexto por medio del necroempoderamiento y las necro-prácticas tránsfugas y distópicas, prácticas gore. Para convertir este proceso en la única realidad posible, tratando de legitimar por medio del imperio de la violencia, los procesos de economías subsumidas (mercado negro, tráfico de drogas, armas, cuerpos, etc.). Acciones que reinterpretan y crean campos distintos a los válidos y que influyen en los procesos políticos, públicos, oficiales, sociales y culturales. (p.96)

En Colombia, el genocidio es una política de Estado, se refuerza con la impunidad y el desconocimiento de los hechos violentos que han afectado la nación de manera económica y social. Uno de los problemas fundamentales de la exacerbación de la violencia se reduce a su posibilidad de ser negocio rentable; que se haya vuelto un trabajo deseable, dentro de una multimillonaria empresa, perpetua la violación de los derechos humanos y la frustración de procesos relacionados de cambio. Cuestiones de esta índole, no cesarán a menos de que los políticos y empresarios que financiaron ejércitos de asesinos no paguen su deuda con la sociedad. Nuevamente, Valencia (2010) revela ese aspecto económico que en la actualidad trae consigo el asesinato:

 

Ahora concebido como una transacción, la violencia extrema como herramienta de legitimidad, la tortura de los cuerpos como un ejercicio y un despliegue de poder ultrarrentable. Lo que se entendía como bajos fondos globales ha dado el salto y ahora convive con la superficie. El Capitalismo Gore se ha infiltrado en nuestra vida y desde nuestro papel de simples consumidores/espectadores no podemos abstraernos de ese hecho. Muchos de los fenómenos que nos son cotidianos se anclan en el crimen organizado. Lo gore ya no se reduce a un género cinematográfico, ni a pasquines o periódicos sensacionalistas. Lo gore es nuestra realidad ahora. (p.96)

Valencia, Sayak. (2010). Capitalismo Gore.Barcelona: Melusina.